Con motivo de una reciente conferencia dictada en Córdoba (Argentina), el arquitecto y urbanista colombiano Gustavo Restrepo conversó con medios locales a partir de su destacado trabajo en la planificación urbana de Medellín, ciudad colombiana afectada gravemente por la inseguridad y la criminalidad hasta la década de los años noventa.
Restrepo advierte que el narcotráfico puede detectarse a través de estadísticas sociales y el urbanismo puede empujar su derrota, a través de inversiones públicas que apunten también a las periferias residenciales. Según el urbanista, el cruce de estadísticas sobre violencia, pobreza y deterioro urbano en barrios empobrecidos y extraradiales revela ser "el lugar donde el narcotráfico tiene el caldo de cultivo. Porque la pobreza y el sesgo social son su gran motor".
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En esta entrevista, el arquitecto colombiano plantea que la expulsión hacia la periferia -política pública por excelencia en la mayoría de los países latinoamericanos durante los años 80 y 90- resultaría culpable también del aumento del narcotráfico, como ocurriría en México:
"(Se construyeron) barrios de 30 mil casas en la periferia donde la tierra es más barata, y la gente se fue allí. Pero restaba lejos de todo, que no le alcanzaba la plata para ir a su trabajo, y las familias terminaron volviendo a casas de los abuelos y dejando sus hogares. Así, 500 mil casas quedaron desocupadas. En un barrio de esos 20 casas vacías terminaron ocupadas por malandros, que consumen y venden drogas".
Vía Día a Día.